martes, 30 de septiembre de 2008


Los satélites de comunicación
Estos satélites, que conocen un éxito creciente, sirven para transmitir informaciones de un punto al otro de la Tierra: comunicaciones telefónicas, programas televisados, datos de Internet... Son mastodontes del espacio, se encuentran entre los satélites más potentes y ¡en lo más alto del cielo!
© EADS / D.Apikian
¿Cómo funciona?La Tierra envía una señal al satélite (por ejemplo, una emisión de televisión), que la amplifica y la reenvía hacia otro punto de la Tierra, es decir, hacia otros tele-espectadores. Así, varios miles de millones de seres humanos pueden mirar, con un desfase muy pequeño, la final de una copa del mundo de fútbol. Con los satélites, ya no hay problemas de relieve (las montañas) o de flujo de las informaciones (los cables submarinos) o de averías ligadas a la nieve, al viento, a los temblores de tierra… ¿Sus únicos fallos? Cuestan caro y la señal necesita tiempo para recorrer los 72.000 km correspondientes a la distancia de la Tierra-satélite ida y vuelta: aproximadamente 0,2 segundos…
¿Por qué no ponerlos más bajos?Se ha probado. Los primeros satélites de comunicación (Echo 1, creación de la Nasa, fue el pionero en 1960), se colocaron en órbita baja. Pero las comunicaciones se cortaban con regularidad, ya que los satélites, debido a su órbita, giraban varias veces al día alrededor de la Tierra. Por lo tanto, son las órbitas geosíncronas* las que fueron utilizadas masivamente, ya que los satélites giran exactamente al mismo tiempo que la Tierra, haciendo permanente las comunicaciones… ¿Práctico en caso de tiro al blanco, no?
Constelaciones de satélitesSe han creado verdaderas redes de satélites de comunicación: colaboran para atender al mayor número posible de personas. Pueden ser internacionales, como Intelsat*, la organización internacional de satélites de comunicación, que reúne a más de 120 países o Inmarsat (International Maritime Satellite) o bien regionales (la European Communication Satellite especialmente que, en Europa, consolida la cooperación de los Estados Miembros). Sobre todo, frente a la explosión de la demanda, se vuelve a satélites de comunicación en órbitas medianas (MEO*) que forman entre ellos constelaciones*, un tipo de telas de araña que permiten compensar con los unos lo que pierden los otros cuando pasan al otro lado de la Tierra